domingo, 24 de agosto de 2014

6:08 de un sábado cualquiera

Algún día podré tocarte algo con la guitarra mientras tú lees cualquier cosa en el sofá, sin que levantes la vista y me mires, no sea que entiendas que llevo escribiéndote canciones desde antes de conocerte.
Pero esta noche me he propuesto hablar de cualquier cosa que no seas tú.
La existencia, por ejemplo. Es una forma de empezar.
Existo. Existes. Existimos. La existencia no me interesa.
La sociedad. Sí, la sociedad. Éso también me vale.
La sociedad mutila la naturaleza. Como nosotros. Como mi sonrisa torcida. Como tu espalda afilada.
Hablaré de todo lo que no tocas, aunque eso suponga recurrir al susurro del silencio. Aunque el silencio huela a tu cuello. Aunque la naturaleza pretenda atravesar mis muros y morir ella misma en el infierno que sabe que encontrará ahí.
Hablaré de cualquier cosa.
De la Luna. De los celos. Del enjambre de dudas que zumban tu nombre.
De la nada. Sí, de la nada.
Es un lugar tan inmenso
Que tú
Casi
Casi
Casi
Casi cabes dentro.

jueves, 21 de agosto de 2014

Cenizas, miedos, y puñaladas.

Porque tú eras tan tú, y yo tan yo,
que no necesitábamos ninguna explicación.
No necesitábamos ninguna palabra de apoyo,
ningún ''todo va a salir a bien'',
sabemos de sobra que nada saldrá bien.
¿Qué esperabais de nosotros?
dos animales metidos a pulso en cuerpos humanos,
tan nosotros, tan inexplicables, tan, tan,
tanto que hasta dolía cuando me mirabas..
¿Acaso esperabais que todo fuese lo mismo?
pero como coño va a ser lo mismo,
después de tantas lunas, tanta lluvia,
tanto frío, tanta nieve.
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Las cenizas a veces resurgen.
Resurgen y me recuerdan lo que soy,
me recuerdan lo que fui, de la pasta que estoy hecha.
Pero nunca sabrán lo que seré.
Las cenizas a veces vienen, a hacerme compañía
en mis noches más oscuras (aunque llenas de luz, a la vez),
vienen y las hijas de puta vuelven a encenderse.
Se reencarnan en el fuego que un día fueron.
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No,no, no no.
No es lo mismo, lo sé.
Pero admítelo, aún eres incapaz de mirarme fijamente.
¿Acaso tienes miedo de volver a perderte en mis ojos?
Admítelo, aún te da miedo que nuestras pupilas se crucen.



lunes, 18 de agosto de 2014

Cuadernos de cuadros.

Mente cuadriculada. Acciones correctas, rápidas, directas. Una noche como otra cualquiera. Sola. En casa. Tranquila. Relajada. Imposibilidad de unir una frase con otra.
El tiempo pasa. Enciendo el reproductor de música. Aleatorio. Black Sabbath. Sonrío. Cuarto cajón del mueble. La inspiración en pastillas. Entro en trance.
Entro en trance y un mundo frenético de luces y colores me dispara a quemarropa en el pecho. Pero no sale. Se queda dentro de mí, recorriendome desde los pies hasta la cabeza y uniendo las frases inconexas. No dejo de sonreír, porque una vez más he ganado la guerra sin oponente. Me he reinventado y, quizá, quede menos para romper el espejo desde el que miro la vida.
Pero ahora viene el solo, la guitarra que me atrapa y me utiliza a su antojo. Y no quiere que escriba. Pero tú y yo sabemos cómo sigue todo ésto. Y su final inexistente, inequívoco, infinito.