domingo, 7 de febrero de 2016

No estás en todas, todas están en ti. Mi único "tú" con permanencia.

Hoy diría que he vuelto a verte en otros ojos. Marrones, como los tuyos. Revolucionarios, como los tuyos.
Me gustan los quizás, y las posibilidades. En el hipotético caso de que supieras tocar el banjo, sería tuyo ese que tenías (suponiendo que fueras tú) en la mano, "this machine kills fascists", decía.
Posiblemente me habrías sonreído al acabar, cuando me he acercado a pediros un disco. Quizás también me habrías dicho "no parece que te guste nuestra música", y en el hipotético caso de que te apeteciera hablar con una desconocida demasiado elegante, a mi respuesta ("si no puedo ir de camisa y tacones, no es mi revolución") habrías contestado con una sonrisa, un guiño y una invitación ("voy a por una cerveza, ¿vienes?")
Cuatro cervezas y unas bravas después ya se que te llamas Carmen y eres gallega. Que llevas 8 meses en Madrid. Que me sacas unos cuantos años de edad y otros tantos de ventaja en la vida. Que tocas el banjo (eso ya lo sabía) y que (dices) eres capaz de tocar de memoria Far Beyond the Sun, de Malmsteen. Eso último es tan hipotético que te diría que no me lo creo, que es mi reto musical, y que yo también toco la guitarra y cualquier cosa con cuerdas. Suponiendo que no supieras ya que yo no miento, que sólo hablo diferente cuando lo necesito, me dirías que no es posible. Y entonces yo sonreiría como siempre, y tu verías que sigo siendo yo. Que el maquillaje y los tacones y los abrigos largos no me ocultan del todo. Que para mí la libertad sigue existiendo a mi manera. Y yo vería que tus ojos no son exactamente marrones, y que da igual cuantos años tengas, para mí sigues siendo una niña. Y suponiendo que llegáramos a esa mirada de un segundo y te veo, y tu me ves, y nos reconociéramos, entonces, solo entonces, te diría:
Te he echado de menos, hasta que me he dado cuenta de que sigues conmigo en todo. En la música, en la gente de la calle, en la solidaridad, en las discusiones políticas, en el cariño, en los silencios, en las equivocaciones. En los ojos de la gente.
Sigues conmigo y ya no te echo de menos.
Ahora solo quiero matar los recuerdos.
O darles vida.
O pedir la quinta cerveza.
El country no está tan mal si me lo tocas en el rastro.