martes, 7 de abril de 2015

Me fallan las ganas.

Hoy me he quedado sin fuerzas. Será la regla, los estudios (que me están matando este año), el día de mierda que llevo o cualquier otra cosa, pero hoy simplemente no puedo más.
Vuelvo a ti, como siempre, una vez más; a decirte en una entrada lo que no tengo ganas de decirte por chat. Porque nunca tengo ganas de decirte nada por chat. Me parece un medio de comunicación horrible, frío, vacío de sentimiento y expresión. Me comunicaría mejor por tam-tam y además tendría más clase. No, yo quiero hablarte sobre como de bien me he sentido esta mañana cuando me han hablado como si fuera una más, y sobre como de mal me ha sentado la nota de matemáticas. Quiero hablarte sobre el coraje que me dan cosas banales, y sobre lo que me importan otra sarta de estupideces. Pero quiero hablarte sobre eso compartiendo el sofá, la cama, el espacio. No me gusta ese chat. Estoy enfadada con él.
Quiero decirte que te quiero de mil maneras, pero estoy muy cansada como para ponerme a buscar palabras que lo expliquen. Es mucho más fácil darte un abrazo y un beso.
Quiero acostumbrarme a ti.
Acostumbrarme a mí, a las entradas vacías de contenido, a los días que no pueden ser de colores.
Mañana será otro día. Dicen.